La Iglesia de La Compañía de Jesús fue el perfecto escenario en el que este viernes 18 de diciembre se cumplió la Sesión Solemne por las Bodas de Oro del Colegio Gonzaga. Medio siglo de vida de un establecimiento católico de educación secundaria de primera línea que ha entregado al país y al mundo decenas de bachilleres. ¡Felicitaciones!
La sociedad civil y sus instituciones agradecieron al Gonzaga por la labor desarrollada, entregando preseas y reconocimientos: el Gobierno Nacional, el Consejo Provincial de Pichincha, el Concejo del Distrito Metropolitano, la Casa de la Cultura Ecuatoriana, las organizaciones de establecimientos católicos y la Dirección de Educación de Pichincha.
Durante más de dos horas la deslumbrante arquitectura del principal templo jesuita de Quito fue testigo de un acto de reconocimiento de propios y extraños. Pese a obstáculos y dificultades, el Colegio San Luis Gonzaga de Quito, Ecuador, en el último medio siglo, ha cumplido con su deber de “formar hombres y mujeres para los demás”.
Portada de la revista y página de inicio del CD-Rom
La Filarmónica Mozart, un hábil ensamble de cuerdas, arrancó aplausos con sus interpretaciones y los organizadores efectuaron el lanzamiento de la revista “Gonzaga, cincuenta años de presencia educativa” y de un muy interesante CD-rom como “canto de aliento para toda la Familia Gonzaga en su cincuentenario”.
En medio siglo ocho Rectores se sucedieron. Quienes aun viven, los sacerdotes jesuitas Hernán Andrade, Gustavo Maldonado, José Ayerve, Francisco Espinosa y José Ribas, recibieron preseas, al igual que el Lcdo. Francisco Salazar Alvarado, primer Rector seglar del Gonzaga y testigo de excepción de su fundación en 1959.
Los oradores
Los principales oradores fueron el Provincial de los Jesuitas en Ecuador, Padre Federico Sanfeliu S.J., el educador ignaciano Patricio Yánez y el Rector del Gonzaga, Carlos Vargas. El ingeniero Ramiro Sotomayor, Presidente de los Antiguos Alumnos dirigió a los presentes, en especial al alumnado del establecimiento, la siguiente alocución.
En el mes de octubre de 1959, 96 jóvenes iniciamos el primer curso en el recientemente creado Colegio San Luis Gonzaga, en el edificio donde había funcionado el Colegio San Gabriel, muy cerca de aquí, junto a esta Iglesia de La Compañía de Jesús y mucho más cerca aún del querido y recordado Salón del Milagro de la Dolorosa del Colegio.
Cincuenta años atrás, era una época muy diferente a la actual. Entonces, con los limitados ingresos de nuestros padres apenas cubríamos necesidades básicas, muy distinto a lo que ocurre en la actualidad en que la tónica es cubrir sin freno los deseos y aspiraciones de una caracterizada sociedad de consumo a la que nos hemos vuelto adictos. De no ser por la feliz iniciativa de la Compañía de Jesús de crear un colegio gratuito de alto nivel académico, para jóvenes de talento cuyas familias no podían financiar su educación, la gran mayoría de esos 96 integrantes de la primera promoción habríamos ido a colegios laicos. El objetivo, entonces, fue no solo ofrecernos una educación particular cristiana, sino darnos la mejor educación posible. Eso objetivo cuajó: de los 29 compañeros que nos graduamos en 1965, el 90 por ciento ingresó a la universidad y, de ese universo, el 80 por ciento obtuvimos nuestro título profesional.
La formación que recibimos el Colegio Gonzaga nos proporcionó una impronta cuyas características principales son, entre otras, la honestidad, la puntualidad, la solidaridad y la pujanza. Esa, la marca Gonzaga, la llevamos con orgullo y nos identifica en cualquier sitio o posición en que nos encontramos.
Cincuenta años después
El Gonzaga hace 50 años fue creado con una finalidad estrictamente social. Ahora la situación y circunstancias han cambiado pero la finalidad no que en palabras del primer Rector seglar que tuvo el Colegio, el licenciado Francisco Salazar Alvarado, fue y es la de formar ciudadanos auténticamente cristianos y políticamente patriotas, a lo que yo aquí, hoy, agregó la de ser hombres y mujeres con un alto compromiso social y la mejor capacitación posible para encarar los retos que el mundo actual nos plantea.
El Ecuador de hoy, tras cincuenta años, es muy diferente. Han ocurrido grandes cambios y mejoras en los campos económico y de equidad social, pero no los suficientes. En los ámbitos moral y ético la transformación ha sido aún más grandes, siendo muy difícil definir si ese cambio ha sido o no mejor.
La verdad es que convivimos generaciones con escalas de valores diferentes, obligándonos por igual a ser tolerantes. Pero pese a los años de diferencia y a los distintos enfoques que existen frente a la vida y en base a la experiencia atesorada, quiero dirigirme a los actuales estudiantes del Colegio Gonzaga, a sus padres, profesores y dirigentes para decirles que hay cosas que aprendimos en el Colegio hace cincuenta años, cuya vigencia es y será permanente
El carácter individual hay que formarlo lo más pronto posible en la vida y esa es una responsabilidad que comparten padres de familia, profesores y dirigentes. El carácter se manifiesta en disciplina, orden, respeto y tenacidad. Si el colegio y la familia hacen fácil la vida a los jóvenes los están formando mal, porque el mundo real es diferente, con muchas oportunidades pero muy competitivo, en el que el facilismo no existe. Los que triunfan son los que han desarrollado fortalezas.
Aprender de los errores
Debemos aprender a reconocer nuestros errores y equivocaciones y no adjudicarlos a padres, profesores o dirigentes políticos. Somos seres humanos, perfectibles y, por lo mismo, tenemos que aprender de nuestros propios errores, enmendarlos y seguir adelante. En la vida real, en el día a día, si fallas, estás despedido. Lo mejor es hacer las cosas bien y hacerlo siempre.
El tiempo es un recurso escaso y hay que aprender a administrarlo. El tiempo perdido no se lo recupera. La vida real no está dividida en trimestres con vacaciones de por medio. No hay amigos que te ayudan a cumplir tus tareas, ni jefes que se interesan por ti. A cada uno le toca resolver sus propios problemas.
Si tienes o consigues un trabajo, agradece a Dios y aprovecha esa oportunidad. Cumple con las responsabilidades del trabajo y supérate día a día. Este es el único camino del éxito. Solo así llegarás a donde te propongas.
Descansa solamente tras cumplir con todas, reitero, todas tus obligaciones. Sonríe a la vida. Se alegre. Contagia a los demás con tu positivismo. Se solidario.
ASIA Gonzaga
Tengo el honroso encargo de presidir la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio Gonzaga, ASIA Gonzaga. En forma conjunta con el dinámico y entusiasta Rector del Colegio, el Licenciado Carlos Vargas, nos proponemos dinamizar a esa Asociación para darle fortaleza y proyección a la institución. Los objetivos básicos que n os hemos impuesto son:
o Lograr la unidad de todos quienes pasaron por las aulas del Colegio San Luis Gonzaga y mantenerla.
o Apoyar, en todo aspecto, la gestión que desarrolla el Colegio San Luis Gonzaga, en especial, para conseguir y mantener niveles de excelencia en la formación académica que proporciona y en cualquier otro servicio de extensión educativa en favor de la comunidad.
o Apoyar toda iniciativa en el país y en extranjero para unificar a la comunidad de los Antiguos Alumnos de la Compañía de Jesús
Quiero, para finalizar, rendir un homenaje de agradecimiento a la Compañía de Jesús, por el acierto que tuvo al crear el Colegio San Luis Gonzaga, pidiendo a los presentes ponerse de pie y brindarle un caluroso aplauso.
Los “priostes”
Los Fundadores y Primera Promoción de Graduados del Gonzaga, designados “priostes” de esta primera edición de las Bodas de Oro del Colegio estuvieron representados por una nutrida delegación que tras la cita en La Compañía asistieron a un brindis organizado por Edison Proaño.
Estuvieron presentes Guillermo Gallardo, Rafael Bastidas, René Sandoval, Diego Valencia, Fabián Reinoso, Jorge Cadena, Fernando Paz y Miño, Edgar Redín, Carlos Nieto, Pedro Cadena, Leonardo Quiroz, Marcos Andrade, Pablo Endara, Ramiro Sotomayor, Juan Bustos, Guillermo Cárdenas, Edgar Gordón, Rodrigo Pazmiño, Kleber Jaramillo, Ramón Gómez, Jorge Aguirre y Edison Proaño.
El “testigo” fue trasladado a la Segunda Promoción del Gonzaga 1960-1966 que en 2010 cumple el primer medio siglo de su ingreso al Colegio. Esa Promoción estuvo representada por Hugo Freire y Fabián Gómez, a quienes les tocará organizar las actividades que se desarrollarán el año entrante.
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