Este viernes 12 de diciembre, en el Hospital Militar de la capital ecuatoriana, tuve un muy grato encuentro. Coincidí allí con Vicente Hermann Montaño Chiriboga, Código No.46-59, es decir, de la hornada que hace exactamente medio siglo comenzaba a forjarse en el Colegio San Luis Gonzaga de Quito.
Ustedes pueden ver en la gráfica que capte teniendo de fondo a la vieja ciudad cuyas calles recorrimos, que nuestro muy querido compañero “no ha pasado un día”. Esta tal y como lo conocimos allá por 1959, con 61 años a cuestas y casado con Beatriz Broyes y padre de cuatro mujercitas que le han dado, hasta le fecha, 10 nietos y un bisnieto.
Departimos largamente. Tras cursar la Primaria en la Escuela de El Cebollar de los Hermanos Cristianos, Vicente estuvo junto a nosotros en las aulas del Colegio de la Benalcázar, hasta cuarto año de Secundaria, en el año lectivo 1962-1963, cuando pasó a cursar estudios especializados en el Colegio Militar Eloy Alfaro.
Aunque su padre fue militar, y de los buenos, no terminó la carrera, sino que se orientó por otros derroteros, como la Contabilidad en la Academia Speedwriting, el deporte y la vida sana y la actividad artística como hábil guitarrista y sentimental cantante, habiendo integrado, entre otros, los Tríos “Equinoccial” y “Los Tres de oro”.
Tras grabar ocho long play, 20 sencillos y un CD, auspiciado por la Asociación de Artistas Profesionales del Ecuador e ir a Colombia y Venezuela para galas artísticas, Vicente sentó cabeza, atemperó su ánimo y en 1998 entró al Hospital Militar al área de Archivo, Estadísticas y Recursos Médicos, en el nivel simbólico de Suboficial.
Encontrarse con un Gonzaga, a la vuelta de 50 años es siempre placentero y embarga al espíritu de gran felicidad. Al menos ello nos ocurre a algunos. Es que con los Gonzagas atesoramos una memoria viva de aquella época en que, como dice el verso nunca olvidado, “dejábamos de ser niños y empezábamos a ser hombres”.
Vicente se lució en la Educación Física, integró la selección de Basketball, jugó fútbol y se aventuró a otras disciplinas deportivas y tuvo tiempo para unirse al Coro, recordando en forma especial, en esa actividad, a Carlos Augusto Patricio Loor Mera, que estaba en el curso inferior al nuestro y al que seguía en el curso inferior su hermano Ángel Felipe.
Recuerda con gran ánimo -cuando no- al Kléber Jaramillo Abarca, vecino de barrio, ya que Vicente vivía en la Villa Flora y el paciente del Dr.Endara en el parque de La Recoleta. Otro “vecino” al que recuerda con enorme afecto es a Rafael Edmundo Bastidas Flores, que actualmente trabaja en el Municipio de Pedro Vicente Maldonado.
Y así se pasaron las horas. Anécdota viene, anécdota va. Recuerdo que aflora, recuerdo que le sigue. Vicente tenía que asistir a un convite por la temporada festiva que vive el mundo y quien esto escribe debía atender otros asuntos. Nos despedimos con el compromiso de su asistencia a una próxima reunión en que podamos estar todos.
Si no es en el trabajo Vicente puede ser ubicada en su casa, al teléfono 2646617 o en el correo electrónico cekaas@yahoo.es . Se ha convertido en un hombre reflexivo, preocupado por el prójimo y la armonía humana. Aunque ¿aun? no pinta canas, sus reflexiones son serias y profundas y, se diría, ha descubierto de donde viene y a donde va y ello tranquiliza su espíritu.
Un gran abrazo querido amigo Vicente Hermann Montaño Chiriboga. La memoria que atesoramos perdurará por siempre y lo que somos y aquello que son los nos siguen, es el resultado de la excelente educación que recibimos y el gran ambiente de amistad y confraternidad que reino siempre en el San Luis Gonzaga de Quito, Ecuador.
Ustedes pueden ver en la gráfica que capte teniendo de fondo a la vieja ciudad cuyas calles recorrimos, que nuestro muy querido compañero “no ha pasado un día”. Esta tal y como lo conocimos allá por 1959, con 61 años a cuestas y casado con Beatriz Broyes y padre de cuatro mujercitas que le han dado, hasta le fecha, 10 nietos y un bisnieto.
Departimos largamente. Tras cursar la Primaria en la Escuela de El Cebollar de los Hermanos Cristianos, Vicente estuvo junto a nosotros en las aulas del Colegio de la Benalcázar, hasta cuarto año de Secundaria, en el año lectivo 1962-1963, cuando pasó a cursar estudios especializados en el Colegio Militar Eloy Alfaro.
Aunque su padre fue militar, y de los buenos, no terminó la carrera, sino que se orientó por otros derroteros, como la Contabilidad en la Academia Speedwriting, el deporte y la vida sana y la actividad artística como hábil guitarrista y sentimental cantante, habiendo integrado, entre otros, los Tríos “Equinoccial” y “Los Tres de oro”.
Tras grabar ocho long play, 20 sencillos y un CD, auspiciado por la Asociación de Artistas Profesionales del Ecuador e ir a Colombia y Venezuela para galas artísticas, Vicente sentó cabeza, atemperó su ánimo y en 1998 entró al Hospital Militar al área de Archivo, Estadísticas y Recursos Médicos, en el nivel simbólico de Suboficial.
Encontrarse con un Gonzaga, a la vuelta de 50 años es siempre placentero y embarga al espíritu de gran felicidad. Al menos ello nos ocurre a algunos. Es que con los Gonzagas atesoramos una memoria viva de aquella época en que, como dice el verso nunca olvidado, “dejábamos de ser niños y empezábamos a ser hombres”.
Vicente se lució en la Educación Física, integró la selección de Basketball, jugó fútbol y se aventuró a otras disciplinas deportivas y tuvo tiempo para unirse al Coro, recordando en forma especial, en esa actividad, a Carlos Augusto Patricio Loor Mera, que estaba en el curso inferior al nuestro y al que seguía en el curso inferior su hermano Ángel Felipe.
Recuerda con gran ánimo -cuando no- al Kléber Jaramillo Abarca, vecino de barrio, ya que Vicente vivía en la Villa Flora y el paciente del Dr.Endara en el parque de La Recoleta. Otro “vecino” al que recuerda con enorme afecto es a Rafael Edmundo Bastidas Flores, que actualmente trabaja en el Municipio de Pedro Vicente Maldonado.
Y así se pasaron las horas. Anécdota viene, anécdota va. Recuerdo que aflora, recuerdo que le sigue. Vicente tenía que asistir a un convite por la temporada festiva que vive el mundo y quien esto escribe debía atender otros asuntos. Nos despedimos con el compromiso de su asistencia a una próxima reunión en que podamos estar todos.
Si no es en el trabajo Vicente puede ser ubicada en su casa, al teléfono 2646617 o en el correo electrónico cekaas@yahoo.es . Se ha convertido en un hombre reflexivo, preocupado por el prójimo y la armonía humana. Aunque ¿aun? no pinta canas, sus reflexiones son serias y profundas y, se diría, ha descubierto de donde viene y a donde va y ello tranquiliza su espíritu.
Un gran abrazo querido amigo Vicente Hermann Montaño Chiriboga. La memoria que atesoramos perdurará por siempre y lo que somos y aquello que son los nos siguen, es el resultado de la excelente educación que recibimos y el gran ambiente de amistad y confraternidad que reino siempre en el San Luis Gonzaga de Quito, Ecuador.
2 comentarios:
vbvbvbvbvbvbbv
Jorge,
Felicitaciones por ese reportaje de Vicente Montaño. Y a Vicente un saludo; tengo muy buenos recuerdos de tí; espero pronto tener la oportunidad de darte un abrazo
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