sábado, 9 de septiembre de 2006

Cita del 2 de Septiembre: grata experiencia

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Édison Proaño, su esposa y sus dos nietos y en la guitarra Leonardo Quiroz, a la izquierda, muestran su gran capacidad artística con una canción de mi tierra

El sábado 2 de septiembre la naciente organización de los Fundadores del Colegio San Luis Gonzaga, tuvo una nueva cita, cuyo resultado concreto fue formalizar una iniciativa que se venía manejando desde hace algún tiempo: promover la constitución y establecimiento de un espacio físico propio para la institución, desde el cual podamos desarrollar el fin único que buscamos, cual es, darnos identidad para, como tales, devolver a la sociedad la educación e integridad que nos otorgó.

Fondo semilla
La iniciativa cuajó con la creación de un “fondo semilla”, cuyo primer gestor fue Guillermo Cárdenas y que tras concluir la reunión se estabilizó en US$ 70, que deberá incrementarse con los aportes voluntarios de todos, financiando así las actividades que nos hemos propuesto, cualquier ellas sean. Los recursos recaudados serán colocados en una cuenta de ahorros bancaria y serán manejados con la más absoluta transparencia.
La idea es que aquellos que faltan a las reuniones, paguen doble cuota lo cual, a no dudar, será un incentivo para no incurrir en ausencia, que siempre es extrañada, ya que cuando la familia se reúne todos sus miembros deben estar presentes.

Idea original
Preciso es reconocer, y aquí esta la constancia, que la idea original fue de Édison Proaño. En el primer encuentro en la oficina de Carlos Nieto, él planteó la idea. Es indudable que su característica primigenia, la de ser un hombre de negocios, le da una óptica y una perspectiva que no adornan al común de los mortales. El criterio de quien esto escribe es que la negativa por la negativa a una iniciativa como esa no cabe. Hay que apoyarla y ya veremos que ocurre. Puede irse al más grande fracaso, pero también puede concretarse en la más feliz realización. El tiempo lo dirá.

Directiva
Como es de conocimiento de todos, las primeras actividades organizativas permitieron constituir una directiva encabezadas por el compañero Ramón Gómez quien, con el concurso de Jorge Aguirre, han dado los pasos necesarios para que se lleven a cabo los encuentros iniciales.
De la reunión del sábado 2 de Septiembre salió como resultado la constitución de un Grupo Promotor de la sede institucional y/o de lo mejor que se pueda hacer, que estará encabezado por el compañero Édison Proaño, al que secundará Carlos Nieto. Ambos junto con Ramón Gómez y Jorge Aguirre, darán los pasos necesarios para que en un próximo encuentro los asistentes reciban un informe de opciones o alternativas, que permitan avanzar hacia el objetivo señalado.

Detalle
Como estaba acordada nos reunimos el 2 de septiembre frente a la fachada de la Iglesia de La Compañía, que hace casi 50 años nos vio trasegar. Pocos fueron, realmente muy pocos, pero al menos en lo personal, es grato verlos aparecer de uno en uno.
Realmente para mí el tiempo no ha transcurrido. Cada uno de ustedes es tal cual lo conocí en 1959 o en los años posteriores hasta que en 1965 nos despedimos en las aulas del querido Gonzaga.
Yo se que el mundo y la vida nos ha señalado distintos caminos. Unos estamos aquí y otros están acá, pero todos tenemos el mismo origen, la misma fuente matriz. No tratar de unirnos, de reencontrarnos por falsas apreciaciones, ideas preconcebidas, poses supuestas, equivocados temores o lo que sea, es infantil y traiciona la memoria que atesoramos.
Todos tenemos mucho que hacer. Hay quienes tenemos vidas agitadas. Yo mismo, debo dormir todo el día sábado por prescripción médica para recuperar las horas de descanso que mi actividad periodista me resta. Pero verme con mis compañeros de aula, es la mejor experiencia y tratamiento médico y cualquier otra actividad que tenga, la descarto y rechazo.
Como decía, nos encontramos el sábado 2 de septiembre a las 11h00. De allí bajamos a la Sucre y Venezuela para abordar, como sardinas, el “autobús” del Carlos Nieto. Pablo Endara, guitarra en mano, y quien esto escribe, con la gorra asida, pedimos algo de limosna a los transeúntes, para pagar el combustible del transporte.
Luego vino la odisea de llegar al refugio del Guillermo Cárdenas. Yo al menos, me perdí, llegando a la única conclusión de que la ciudad es una auténtica colmena transversal que, de no ser por la figura yaciente del Pichincha que permite orientarse, no tendríamos horizonte para encontrar los caminos.
Asistieron Carlos Nieto, Leonardo Quiroz, Juan Bustos, Pablo Endara, Diego Valencia, Édison Proaño, Julián Acosta, Guillermo Cárdenas, Marcos Andrade y Jorge Aguirre. Pese a todos sus problemas y compromisos, llegó atrasadito Edgar Redín y aunque nos acompañó brevemente, lo importante es que estuvo presente y su risa estentórea estuvo a punto de derrumbar las vigas del inmueble que nos acogió.

El festin
Guillermo Cárdenas “botó” la casa por la ventana y nos repletó con un abundante festín, que las manos de su esposa y compañera supieron hacerlo con cariño y gran amistad.
Previamente saludamos generosamente al gran Baco. Vino de consagrar elaborado por las monjitas de Santa Catalina, whisky de las generosas cavas del gran empresario Carlos Nieto y delicioso vino de las idems del Édison Proaño, refrescó el gaznate de quienes pusimos en riesgo nuestras vidas por esos andurriales de la gran capital.
El flaco Édison Proaño, para mostrar su felicidad por ser novísimo abuelo, brindó unos deliciosos cigarritos holandeses, marca “Café Crème”, cinco de los cuales atesoro para un número igual de ausentes, aunque la verdad no se lo merecen y me los fumaré yo mismo, en persona.
El Leonardo Quiroz se lució con la guitarra, mostrándose como un hábil intérprete de las canciones de mi tierra y de la más variada música de todos los rumbos habidos y por haber.
El menú fue pantagruélico: una sopa de frutos del mar, “levanta muertos” y abundante y un arroz costeño decorado por unos langostinos a la plancha enormes y jugosos, todo ello regado por licor escocés, jugo de tomate de árbol y vino de los viñedos chilenos, blanco y negro, escogido con sapiencia por el flaco Édison Proaño.

El cierre
El Edgar Redín llegó a los “postres”, aunque no los hubo, lo que quiere decir que llegó al finalizar el convite, limitándose a tomarse unos tragos, fumarse un cigarrito, contar unos chistes, recitar unos cuantos versos y ayudar a secar la loza.
El Édison Proaño invitó a su “choza” en el exclusivo barrio del Centro Comercial El Bosque y allá fuimos. Su esposa, su hijo y nuera y sus dos nietos nos trataron con gran cariño, pizza incluida. Agotamos la bodega espirituosa del Édison y al tiempo que el Marcos Andrade quebraba una lámpara de Murano, otros dos echaban por el suelo finas copas de champagne en las cuales el dueño de casa brindó deliciosos y espumosos licores de buenas cosechas europeas.
Allí, entre trago y trago, se tomaron importantes decisiones que al inicio quedaron registradas y que, estoy seguro, tendrán importantes derivaciones en el tiempo.
Tras los destrozos en la vajilla y en la bodega partimos raudos de la casa del Édison Proaño. Junto al Carlos Nieto viajamos el infrascrito, el Marcos Andrade, el Juan Bustos, el Leonardo Quiroz y el Guillermo Cárdenas.
Hicimos “tambo” en casa del Marcos Andrade, listos para espectar desde la terraza, el partido de la Liga Deportiva Universitaria (LDU), el mejor equipo del mundo, en el estadio anexo. El plan fracasó porque Guillermo Cárdenas y Leonardo Quiroz durmieron cuan largos son en las butacas de la sala del dueño de casa. Los tres restantes revisamos un álbum de fotos añejas y dejando media botella abierta marchamos a donde las “propias”.
Y colorín colorado, el cuento se ha terminado. La próxima fecha podría ser el sábado 14 de octubre.

El Editor

Nota: Guillermo Cárdenas fue muy cordial cuando, al despedirnos de su Taller Selamat, sito en Amagasí del Inca, camino a Llano Chico, nos obsequió una preciosa colección de postales, con motivos ecuatorianos, con plumillas de Pidder Zimmat, arte e impresión del Fondo Ecuatoriano Populorum Progresio (FEPP), que agradecemos y atesoramos.

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