Familiares, compañeros y amigos se reunieron el
pasado viernes 8 de abril en la Iglesia de Santa Teresita de Quito, a fin de
recordar el primer mes del fallecimiento del entrañable Guillermo, con quien
alternamos en las aulas del Colegio, la
Escuela Politécnica Nacional y las de la actividad profesional en los campos de
la hidrología y meteorología.
Quien esto escribe conoció a Guillermo a finales de
la década de 1950, porque de tarde en tarde alternábamos junto a nuestros
respectivos padres en la actividad comerciales que desarrollaban los esposos
Gallardo-Estrella. Posteriormente, en 1959, resultó que íbamos a compartir el
bachillerato en el Colegio San Luis Gonzaga que ese año fundó en Quito la
Compañía de Jesús.
Hasta 1963 compartimos aulas. En 1964 Guillermo se
oriento por la especialización de Física y Matemáticas y yo lo hice, a falta de
la Filosofía y Sociales, la de Química y Biología. Aunque en ocasiones coincidíamos
en muchas actividades educativas, cada uno había adoptado su andarivel que le conduciría
al profesionalismo al terminar la educación secundaria.
Guillermo ingreso a la Escuela Politécnica Nacional
de Quito casi sin dificultad alguna con ese grupo de expertos dominadores de
las ciencias exactas y la física como Edgar Gordón, Patricio Chiriboga, Milton
Silva, Fernando Paz y Miño y otros que a lo mejor olvido. En lo que a mí
respecta mi afición a las letras me llevo a la Universidad Central a estudiar comunicación
e información.
El buen amigo “Gallito” como lo llamábamos cultivaba
el singular manejo de la ironía fina y cariñosa. Sus problemas de locomoción le
impedían participar en actividades físicas y era un lector inveterado en los
recreos. “Es que acaso vives leyendo la Biblia” le preguntó en una ocasión Fernando
Paz y Miño. “Lo que menos leería es ese libro” fue su cabalística respuesta.
Su formación universitaria la concluyo como
Ingeniero Civil, en la especialización hidráulica y su tesis bajo la dirección del
Ing. Alberto Aguirre Piedra fue un “Plan de riego del distrito Salinas en la
provincia de Imbabura que incluyó la descripción de la zona de riego, estudio
hidrometeorológico y cálculo de evapo-transpiración hasta fijar los requerimientos
netos de riego”.
Desconozco los detalles de su vida profesional. De
lo que tengo constancia es que en 2010 concluyó su gestión como Director
Ejecutivo del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología. El Ing. Alfonso
Espinosa Ramón, quien fuera Rector de la Politécnica me informó que Guillermo
fue consultor internacional y con el Banco Mundial elaboró un plan nacional de
recursos hidráulicos.
Alfonso Espinosa con quien fui compañero de Escuela
con los Hermanos Cristianos me dijo que en su administración el Ing. Guillermo
Gallardo fue Director de Planificación de ese centro de estudios superiores de
excelencia y, además, profesor en el área de hidráulica dentro de la Politécnica.
“Fue un excelente profesional, compañero y amigo”, dijo.
Y allí estuvieron en la Iglesia de Santa Teresita, para
rendirle postrer homenaje, sus familiares encabezados por quien fuera su esposa
Estela Naranjo, sus hijos, sus compañeros de Colegio, sus compañeros de la Politécnica
y del ejercicio profesional encabezados por los hermanos Espinosa Ramón,
Petronio y Alfonso, de quienes tengo gratos recuerdos en el Colegio La Salle de
Quito.
Las fotografías que ilustran este post muestran al
Guillermo que conocimos: cuando inició la secundaria en 1959, cuando ingresó al
cuarto curso en 1962, cuando se graduó en 1965 y ya en el siglo XXI, en una de
las continuas reuniones de confraternidad que hemos mantenido en el Valle de
los Chillos, en el año de 2005.
¡Hasta volvernos a ver querido Guillermo si así lo
dispone el tránsito de la vida hacia donde sea que nos dirigimos!
3 comentarios:
Muy sentido y cariñoso
Muy sentido y cariñoso
Era un deber personal y particular acompañar en esta ceremonia última, debido a mi ausencia por vivir en Riobamba. Grato fue ver a su esposa y familiares; y por supuesto amigos y compañeros camaradas de aventura que compartimos algún tiempo con Guillermo. Los amigos trascienden en estos hechos de integración.
Ramón Gómez
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