viernes, 5 de marzo de 2010

En circulación obra que resume la experiencia educativa de Jaime Crespo Toral

Portada del libro de Jaime Crespo, en una composición fotográfica preparada por este blog
A todos los Gonzagas de la primera época, de hace 50 años, hablar de Jaime Crespo Toral, es referirse a alguien que marcó en forma imperecedera nuestra juventud y, por qué no decirlo, toda nuestra vida. Era el maestro, el amigo, el consejero, el cómplice, el confidente. Hugo Freire lo grabó en letras de molde: “Crespo Jaime, amigo del alma”.

Aquel al que conocimos hace medio siglo y que no ha cambiado un ápice, “dio a luz” este jueves, al bordear los 80 años, la obra que resume lo que ha sido toda su vida: EDUCAR, pero no como alguien que inocula conocimientos, sino como la de mediador en un proceso en el que, como ha dicho Paulo Freire, “nadie educa a nadie; todos nos educamos”.

Ramón Gómez escribió: Querido Jaime: “Desde (siempre) hemos ponderado tu calidad de ser humano y formador de varias generaciones. Me uno con mis compañeros para felicitarte. Los valores que se consolidaron con tu fraternal apoyo, han permitido que seamos hombres de bien en cualquier escenario de trabajo.

El lanzamiento
Desde las 18h30 de este 3 de marzo de 2010, en el Centro Cultural Benjamín Carrión, ante sus familiares y amigos, Jaime puso en circulación su libro que esta dedicado a su esposa, Maritza Balderrama Cornejo, a sus hijos, Marithza y Gabriel Eduardo, Oscar y Marilín y a sus nietos Sebastian y Verónica del Mar, Paúl Eduardo y Camila Soledad.

En representación de quienes fueron sus alumnos y pupilos en el san Luis Gonzaga de Quito, Ecuador, asistieron Enrique Galarza y Hugo Freire. Hablaron a los asistentes, el biólogo y conservacionista colombiano Oscar Echeverri López, yerno de Jaime y el doctor Juan Samaniego, Secretario de Educación del Municipio Metropolitano.

La presentación
Algunos apartes de la explicación de su obra que hizo Jaime, son los siguientes:

Las raíces de este libro están en la Corporación Ecuatoriana de Investigación y Servicios (CEISE), la ONG que cobró vida informal en Guayaquil el 15 de Octubre de 1973, se trasladó a Bolivia en 1980 y por fin se estableció en Quito y recibió la aprobación definitiva del Ministerio de Educación del Ecuador, el 29 de Febrero de 1988.

Treinta y siete años de trabajo en pro de la educación en numerosos lugares, entre sujetos educativos de muy diferentes extracciones, etáreas (perdón por el neologismo) culturales y sociales, acompañados de decenas de compañeros y compañeras de trabajo de las más diferentes profesiones, todos dotados de una clara vocación educativa, social e innovadora.

El pequeño libro que estoy presentando proviene de algo que ustedes encontrarán por ahí de una “lectura de la realidad” en pandilla, de una elaboración personal y vuelta a la realidad, de la que ustedes serán jueces y yo no quiero ser parte. Entraré ahora en un corto alcance sobre los principios teóricos que son como pilares que sustentan todo el trabajo.

La educación
La educación, como fenómeno humano consciente, parte del sujeto y recae en el sujeto; es un proceso “inmanente”. Esto significa que somos protagonistas de nuestra educación. Sin embargo sociales por naturaleza, nos acompañamos con los demás. Aquí la contundente afirmación que fue madurando por cuatro siglos y la formuló de manera lapidaria Paulo Freire a mediados del siglo pasado: “Nadie educa a nadie, todos nos educamos”

Si nosotros quisiéramos educar a otras personas, estaríamos queriendo hacer lo que un amaestrador de mascotas hace con ellas, y conseguiríamos lo que él consigue: “canes amaestrados”.

Pero no nos educamos solos: nos educamos con los demás y los demás nos ayudan a crecer: cuando niños nos deben ayudar los padres y hermanos, amigos, compañeros de estudio y maestros; más tarde también nuestros maestros y compañeros; más tarde aún, toda la gente con quienes nos relacionamos: Allí están nuestros jefes, compañeros, amigos, familia, la señora de la cocina, el policía, etc. Todos ellos nos ayudan a educarnos; son “mediadores” y “mediadoras” de nuestro aprendizaje. Nosotros ayudamos a otros; otros nos ayudan a nosotros: “todos nos educamos”

Los otros, no nos educan; contribuyen de manera sustancial, mediante un proceso de mediación entre la realidad y la persona. Todos podemos ser y, de hecho, somos mediadores de educación. Casi siempre se da un tipo de mediación reciproca. Esa mediación puede ser consciente o inconsciente. Hay mediadores especializados, profesionales: estos son los maestros, mal llamados “educadores”.

Proceso humano
La educación es un proceso no solamente del hombre (y la mujer), como lo es el crecimiento vegetativo o las funciones autónomas de nuestro organismos; sino un proceso “humano”; este tipo de procesos son, conscientes; es decir que interviene en ellos el ser humano conforme a su naturaleza específica: conocimiento y voluntad , destrezas, imaginación, pasiones, etc.

Es obvio, entonces que la persona humana, para educarse, necesite saber qué es educarse, cómo, por qué y para qué educarse y que quiera educarse en un acto de libre voluntad.

Tradicionalmente, la educación de la escuela ha ignorado, o ha olvidado este fundamental detalle: la toma de conciencia deliberada y libre por los aprendices -“los que aprenden” -mejor que los “educandos”, y mucho mejor que los “alumnos” - sobre lo que es educarse y de su decisivo papel como sujetos del maravilloso y delicado proceso de educación. Un desconocimiento como éste produce la típica dependencia del maestro -“magister dixit”- y el pobre resultado de la educación del que nuestro país se resiente.

El alumno
A propósito de “alumnos”, esta palabra viene del latín, “allere” que significa “alimentar”; ahí está la raíz latina Horacio, en una de sus odas llama “allumni” a los becerritos. Con razón un día algún profesor me dijo: “Jaime, te conozco como si te hubiera parido”. Si hubiera sabido entonces lo que se ahora, hubiera complementado la frase del maestro, diciéndole: “y dado de mamar, profesor”

Por eso preferimos hablar de “aprendices”, los que aprenden. Alguna vez han visto a los “aprendices” del taller de su automóvil, chicos llenos da grasa hasta los cabellos, a los que ordena el maestro atornillas tal tornillo, lavar tal pieza, que está mirando por el hombro grasiento del maestro lo que hace hasta el último detalle. Esos se educan, crecen cada día, hasta que alguien le llama: “maestro”. Ojalá sus hijos o sus nietos de la escuela, del colegio, del post grado se parecieran en algo a esos “aprendices”

Esto se refiere, no solamente a aquella parcela educativa que se lleva a cabo en la escuela en todos sus niveles, sino al aprovechamiento de la inmensa oferta de todas las demás actividades conscientes de la vida.

Nos es necesario saber manejar nuestra inteligencia, para comprender el mundo (ciencia) y transformar el mundo (técnica). Relacionarnos con el mundo, empezando con nosotros mismos, siguiendo con las demás personas y con la naturaleza, en términos de justicia, verdad y equidad; y hacer crecer a nuestros sentimientos. El sentimiento más grande. y el más importante de todos es el amor, que puede llamarse cariño, ternura, protección, cuidado; pero también solidaridad, compromiso, participación; y hasta reclamo, protesta, resistencia.

Aprendizaje
¿Cómo educarse? La educación -acabamos de ver- tiene otro nombre: puede llamarse también aprendizaje. El aprendizaje no empieza por la cabeza, sino por la vivencia (vivir conscientemente la vida), sube a la cabeza (comprender lo que hemos vivido) y vuelve a la vivencia (vivir lo que hemos comprendido). Llamamos vida a todo lo interno y externo a nosotros. La educación, por tanto, parte de la vida cotidiana en todas sus dimensiones y manifestaciones, y vuelve a la vida cotidiana

No nos educamos “para la vida” (si esto fuera así, el mueble preferido de la escuela sería el ataúd), ni nos educamos para “el mañana”: nos educamos “en” la vida y “para hoy”: si no nos educamos para hoy… ¿cómo nos educaríamos para mañana?.

¿Cómo hacemos educativa a la vida? Mediante la reflexión, y la decisión. De manera parecida a como el astronauta toma distancia de la tierra, para verla y conocerla y, si es necesario modificar la ruta, nosotros debemos tomar distancia de nuestra vida cotidiana para mirarla, conocerla. Y, una vez conocida, modificarla. Igual pasa con el mundo que, una vez que establecemos relación con él y lo hemos visto, conocido, analizado, se convierte para nosotros en ”realidad”, para aceptarla o modificarla.

¿Por qué el libro ”TEMAS DE FONDO?”
• De fondo, por su propia identidad y cuantía, cuando de crecimiento humano se trata; “de fondo”, porque, han formado parte de la base conceptual y programática de la organización en la que, junto a decenas de profesionales y amigos, con los que compartimos criterios e ideales, tratamos de sembrar y acompañar cambios importantes en la realidad social y educativa de nuestro país.
• Hay muchos temas de fondo en la educación, yo he escogido tres, que he querido ofrecer a mis conciudadanos en este pequeño volumen sin pretensiones, y, uno más también de fondo, porque constituye una muestra en la práctica de lo que los tres temas anteriores sustentan.

El primero, “LOS VALORES“
Parece reduplicativo y ocioso hablar de lo que todo el mundo habla. Todo el mundo habla de Valores, hablamos de hombres “de valores”, exigimos valores a nuestros conciudadanos, hacemos listas interminables de valores en el aula... utilizamos el tema como un recurso para aumentar el “rating” de nuestro producto. Finalmente, como no sabemos “cómo mismo hacer” escabullimos el tema tratando de endilgar a la escuela la responsabilidad: “Incluyamos en el currículo una clase más: “valores y urbanidad” como gloriosamente se pavoneaba una buena madre de familia. La pena es que los valores nos se enseñan.

Este trabajo es el resultado de un detallado análisis de lo que son los valores humanos, partiendo de la experiencia cotidiana, unas veces en solitario, otras con los compañeros de la oficina, o con maestros en talleres, con jóvenes trabajadores en dos o tres días de sostenidas jornadas o con jóvenes indígenas de distintas federaciones.

El problema está en que hablamos de valores, sin decir qué son los valores contraviniendo la regla de oro de la pedagogía: “no hay práctica sin teoría”. ¿Cómo podremos descubrir los valores que poseemos si no sabemos qué son? Perdemos el tiempo tratando de “enseñar” valores como si los valores fueran objetos de enseñanza.

Después de responderme a preguntas fundamentales, propongo una manera obvia y sencilla para descubrir los valores en nosotros mismos, para medirlos y evaluarlos, para hacerlos crecer y aprovechar su energía movilizadora : ¿cómo educarnos en valores?
“Los Valores” constituyen el primer tema de fondo que me he atrevido a desbrozar.

La ciudadanía
El segundo tema, está sobre el tapete en nuestros días. Tema de fondo al que he dedicado la segunda parte de de este trabajo, LA CIUDADANÍA, ya en su realidad jurídica constitucional, ya sobre todo en su realidad valórica y cuotidiana.
En nuestro país, para la mayoría de los ecuatorianos, la ciudadanía es letra muerta; pocos comprenden la trascendencia, la nobleza y la responsabilidad de ser ciudadanos y la obvia consecuencia de serlo. A lo mejor sí somos contempladores de butaca en el mercado de la política; y, claro, hablamos de la feria, como nos va en ella.

¿Existe una real ciudadanía en nuestro país?...Hablamos de una revolución ciudadana...¿No sería bueno hablar al mismo tiempo de una revolución en nuestra conciencia ciudadanía?...¿Sabemos “qué mismo” es ser ciudadano?, ¿Cuál es su dignidad? ¿Qué relación tiene la ciudadanía que ostentamos con nuestra vida cuotidiana, la de las calles, la de la escuela, la de nuestra profesión, la de nuestra paternidad o maternidad? ¿Nos dice algo aquel ser que corretea por todos los rincones de nuestra casa?: es un ciudadano o una ciudadana y, claro, un conciudadano o conciudadana. Pensamos mucho en que somos responsables de criarlos y asegurar su porvenir… pero también de asegurar que crezca en él su ciudadanía?

La ciudadanía es una condición que nos da un estatus legal, sí; pero también y principalmente es un Valor (con mayúscula) y podemos aplicar a ella todo lo que digamos de los valores.

La ciudadanía no es solamente un denominador común, es un lazo irrompible y entrañable que nos une con nuestros conciudadanos; incluye conciudadanía.
Quienes han viajado o, más todavía, han vivido en un país extraño, saben de la emoción que le asalta a uno cuando se encuentra casualmente con un ciudadano, o ciudadana ecuatoriana. Pero… ¡aquí los y las tenemos por millones! La conciudadanía obliga.
Importante, entonces, comprender cuáles son las implicaciones de la ciudadanía y conciudadanía con especial connotación a la vida cotidiana.

Los grupos, realidad y poder
El tercer tema de fondo, se refiere a un recurso educativo y productivo que nos encuentra a cada paso y lo tenemos a disposición gratuita y abundante cerca de nosotros, y que, por desgracia pasa inadvertido y lo dejamos de lado: el tema se llama: “Los Grupos, Realidad y Poder”.

“Realidad” lo que son los grupos partiendo de nuestra experiencia, y de lo que los psicólogos sociales dicen de ellos. “Poder” lo experimentado sobre la tremenda potencialidad del grupo en el campo de la educación, y en el campo de la producción.

Los grupos primarios, sabemos, están en todas partes, la familia, las oficinas, los equipos deportivos, las clases de la escuela, los talleres de las fábricas, las “jorgas” o “galladas”, la pequeña y mediana empresa o el taller de muchas de las grandes empresas. Múltiple y recíproca mediación para la educación, inmensa productividad en objetivos y resultados.

Están alrededor de nosotros, y estamos al interior de uno o varios de ellos, influencian de múltiples maneras nuestra vida; pero, otra vez debemos, saber qué son y cómo funcionan los grupos, saber cómo aprovecharlos y querer aprovecharlos.

Experiencias de vida
El cuarto tema de fondo muestra, en esqueleto, si puedo hablar así, DOS EXPERIENCIAS DE APLICACIÓN en lo filosófico y en lo metodológico de todo el contenido del libro. Una con jóvenes dentro de la escuela con el afán de abrir las puertas a la educación ciudadana. Otra con jóvenes campesinos sobre un proceso de capacitación empapado en mediación educativa.

¿PARA QUIÉNES ES ESTELIBRO?
Para todos; porque todos tenemos responsabilidades educativas y todos somos actores y protagonistas en nuestra propia educación y mediadores en la educación de quienes nos rodean. En todos los temas aquí tratados tiene una responsabilidad crítica la escuela; me refiero a la escuela en el sentido más general de la palabra: los establecimientos educativos de cualquier especie y de todos los niveles.
He añadido a cada tema un breve “artículo complementario” que formula análisis y propuestas especiales para ella.

5 comentarios:

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