Informe de la reunión del 21 de Abril de 2007
La cita fue desde todo punto parcial. Asistimos 12 integrantes de la primera promoción del San Luis Gonzaga 1969-1965. Pero sentimos la presencia de todos aquellos que faltaron quienes -estamos seguros- deseaban estar presentes junto a aquella que representa a la que es nuestra madre biológica y, por lo tanto, es el principio y el fin de nuestra vidas.
Llegaron a las 11h00 a la Iglesia de la Compañía, uno tras otro, los siguientes compañeros: Carlos Nieto, Juan Bustos, Pedro Cadena, Ramón Gómez, Leonardo Quiroz, Jorge Aguirre, Ramiro Sotomayor, Fernando Paz y Miño, Edgar Redín, Édison Proaño, Pablo Endara y Guillermo Cárdenas.
Al Salón del Milagro
Tras el oficio religioso de estilo, pasamos al Salón de Milagro. El tránsito ha sido reacondicionado por completo. Recordarán que tras sobrepasar el segundo patio debíamos bajar unas gradas para entrar al sector posterior de la sacristía de La Compañía. Ahora, aquel lugar oscuro y poco agradable, ha sido reemplazado por una sala acondicionada con butacas y multimedia en donde los turistas visitantes reciben una charla introductoria de lo que verán a continuación.
Quienes están lejos deben saber que La Compañía es en la actualidad un “antro” turístico cualquiera, como los que podemos ver en cualquier parte del mundo. Para poder ingresar al templo hay que pagar una suma de dinero y “guías especializados” muestras al visitante los diferentes ángulos y lugares.
Felizmente, durante la Novena de La Dolorosa, ese afán mercantilista se posterga transitoriamente y con tranquilidad podemos visitar los lugares que nos son familiares. Ojos avizores, de aquellos “guías especializados” siguen los pasos de cada uno de los visitantes, con la consigna de evitar robos y sustracciones e impedir captar fotografías al interior de algunos habitáculos, con la excusa de que “las normas de la Fundación La Compañía lo prohíben”.
Es la más ridícula mentira. Los nacionales son seguidos con ojo avizor. Los extranjeros y grupos especiales pueden hacer de las suyas, captar las fotografías que desean y pasearse en bermudas o con el pompis al aire. Ninguno de los aguiluchos criollos de camiseta azul es capaz de prohibirles hacer lo que deseen. Como siempre, el servilismo del connacional convertido en alfombra para el extranjero.
Los recuerdos
Pero volviendo al tema les contaré que en el tránsito entre el templo y las queridas dependencias de nuestro Colegio, hoy convertidas en sede fantasmal de una “Fundación” el Ramón Gómez repartió un CD con un único archivo en Word, de 30.229KB, conteniendo una interesante colección con las fotografías de dos maestros, Luis Eladio Proaño y Francisco Salazar Alvarado y de 21 compañeros de la promoción que, desde hace un año, han asistido a uno u otro encuentro. Se incluyen algunas fotografías seleccionadas de algunos de los eventos realizados
Este Editor, por su parte, entregó el recuerdo que esta disponible en este blog, en el penúltimo post y que puede ser impreso por cualquiera o que lo puede recibir, vía correo postal, escribiendo y enviando su dirección a jaguirrech@gmail.com
El Himno de La Dolorosa
Tras recorrer los rumorosos pasillos que ustedes bien recuerdan confluimos en el Salón del Milagro. Cuando se desocupó lo ocupamos y cantamos el Himno a La Dolorosa. Mientras se desgranaban los queridos sones el salón se lleno de una multitud que en silencio escuchó el emocionado “grito” a nuestra querida MADRE. Todo concluyó con otro grito: ¡¡¡¡VIVA EL GONZAGA!!!!, que todos coreamos.
Al salir del Salón del Milagro captamos la siguiente fotografía
Esta fotografía la captamos en la portada del Rectorado, el “cubil” del Padre Romero
Por fin, en esta fotografía aparece, la casi totalidad del grupo, en “rango”, listo para subir a clases
Tras recordar algunas anécdotas abandonamos el lugar. Quien esto escribe no pudo asistir al convite posterior en el Taller Selamat del Guillermo Cárdenas. Una cita contraída con anticipación con el Veterinario, sorry, el Médico, lo impidió. Ramón Gómez se encargará de escribir y yo insertaré su relato de lo ocurrido con posterioridad.
El Editor
La cita fue desde todo punto parcial. Asistimos 12 integrantes de la primera promoción del San Luis Gonzaga 1969-1965. Pero sentimos la presencia de todos aquellos que faltaron quienes -estamos seguros- deseaban estar presentes junto a aquella que representa a la que es nuestra madre biológica y, por lo tanto, es el principio y el fin de nuestra vidas.
Llegaron a las 11h00 a la Iglesia de la Compañía, uno tras otro, los siguientes compañeros: Carlos Nieto, Juan Bustos, Pedro Cadena, Ramón Gómez, Leonardo Quiroz, Jorge Aguirre, Ramiro Sotomayor, Fernando Paz y Miño, Edgar Redín, Édison Proaño, Pablo Endara y Guillermo Cárdenas.
Al Salón del Milagro
Tras el oficio religioso de estilo, pasamos al Salón de Milagro. El tránsito ha sido reacondicionado por completo. Recordarán que tras sobrepasar el segundo patio debíamos bajar unas gradas para entrar al sector posterior de la sacristía de La Compañía. Ahora, aquel lugar oscuro y poco agradable, ha sido reemplazado por una sala acondicionada con butacas y multimedia en donde los turistas visitantes reciben una charla introductoria de lo que verán a continuación.
Quienes están lejos deben saber que La Compañía es en la actualidad un “antro” turístico cualquiera, como los que podemos ver en cualquier parte del mundo. Para poder ingresar al templo hay que pagar una suma de dinero y “guías especializados” muestras al visitante los diferentes ángulos y lugares.
Felizmente, durante la Novena de La Dolorosa, ese afán mercantilista se posterga transitoriamente y con tranquilidad podemos visitar los lugares que nos son familiares. Ojos avizores, de aquellos “guías especializados” siguen los pasos de cada uno de los visitantes, con la consigna de evitar robos y sustracciones e impedir captar fotografías al interior de algunos habitáculos, con la excusa de que “las normas de la Fundación La Compañía lo prohíben”.
Es la más ridícula mentira. Los nacionales son seguidos con ojo avizor. Los extranjeros y grupos especiales pueden hacer de las suyas, captar las fotografías que desean y pasearse en bermudas o con el pompis al aire. Ninguno de los aguiluchos criollos de camiseta azul es capaz de prohibirles hacer lo que deseen. Como siempre, el servilismo del connacional convertido en alfombra para el extranjero.
Los recuerdos
Pero volviendo al tema les contaré que en el tránsito entre el templo y las queridas dependencias de nuestro Colegio, hoy convertidas en sede fantasmal de una “Fundación” el Ramón Gómez repartió un CD con un único archivo en Word, de 30.229KB, conteniendo una interesante colección con las fotografías de dos maestros, Luis Eladio Proaño y Francisco Salazar Alvarado y de 21 compañeros de la promoción que, desde hace un año, han asistido a uno u otro encuentro. Se incluyen algunas fotografías seleccionadas de algunos de los eventos realizados
Este Editor, por su parte, entregó el recuerdo que esta disponible en este blog, en el penúltimo post y que puede ser impreso por cualquiera o que lo puede recibir, vía correo postal, escribiendo y enviando su dirección a jaguirrech@gmail.com
El Himno de La Dolorosa
Tras recorrer los rumorosos pasillos que ustedes bien recuerdan confluimos en el Salón del Milagro. Cuando se desocupó lo ocupamos y cantamos el Himno a La Dolorosa. Mientras se desgranaban los queridos sones el salón se lleno de una multitud que en silencio escuchó el emocionado “grito” a nuestra querida MADRE. Todo concluyó con otro grito: ¡¡¡¡VIVA EL GONZAGA!!!!, que todos coreamos.
Al salir del Salón del Milagro captamos la siguiente fotografía
Esta fotografía la captamos en la portada del Rectorado, el “cubil” del Padre Romero
Por fin, en esta fotografía aparece, la casi totalidad del grupo, en “rango”, listo para subir a clases
Tras recordar algunas anécdotas abandonamos el lugar. Quien esto escribe no pudo asistir al convite posterior en el Taller Selamat del Guillermo Cárdenas. Una cita contraída con anticipación con el Veterinario, sorry, el Médico, lo impidió. Ramón Gómez se encargará de escribir y yo insertaré su relato de lo ocurrido con posterioridad.
El Editor
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