lunes, 21 de septiembre de 2009

Un nuevo encuentro entre Fundadores y primeros graduados del Gonzaga

En la confluencia de las calles Morales y Guayaquil, barrio La Ronda de Quito, siendo la medianoche del viernes 18 de septiembre, aparecen, de izquierda a derecha, Diego Valencia, Edison Proaño, Edgar Redín y Carlos Nieto, pletóricos de alegría por ser actores de uno más de los ya tradicionales encuentros entre Fundadores y Primeros Graduados del Colegio San Luis Gonzaga de Quito, Ecuador

El viernes 18 de septiembre nos reunimos un pequeño grupo de los Fundadores y Primeros Graduados del San Luis Gonzaga, a fin de informarles sobre las iniciativas que lleva adelante la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio (ASIA-Gonzaga), en la puesta en práctica de un plan de acción en el próximo bienio.

Los asistentes felicitaron la iniciativa de ASIA-Gonzaga de apoyar en todos los órdenes al funcionamiento actual del Colegio y acordaron su respaldo en tal sentido, en la medida de sus posibilidades. Los asistentes coincidieron en que la orientación vocacional a los Gonzagas podría ser un muy interesante campo de acción para los exalumnos.

La cita sirvió también para recibir satisfactorios informes sobre la recuperación que han observado los muy queridos amigos, Edgar Redín y Diego Valencia, tras registrar en fecha reciente problemas en su salud. A los parabienes del caso se unieron las felicitaciones correspondientes de todos quienes los estimamos.

Además se mencionó la necesidad de estar pendientes sobre los avisos que, de tarde en tarde, recibimos cada uno de nosotros, de nuestros propios cuerpos. Hemos superado ya la barrera de los sesenta y por lógica y sentido común, nuestra naturaleza comienza a resentirse y hay que estar sobreaviso para buscar apoyo médico y encarar los problemas.

Edison Proaño, como empresario que es, tuvo la feliz iniciativa de llevar al grupo a la recientemente inaugurada calle Juan de Dios Morales o La Ronda, en el tramo entre la calle Guayaquil y el sector de la Plaza del Cumandá, otrora el actualmente abandonado terminal terrestre, que se ha convertido en un atractivo foco turístico.

Las viejas edificaciones del sector, al igual que las del tramo entre la Guayaquil y la Avenida 24 de Mayo, han sido restauradas y cuentan con un moderna parqueadero e intensa seguridad y está llena de restaurantes de primer orden, establecimientos comerciales que funcionan todo el día, en especial en horas de la noche.

Tras consumir un sensacional ágape en “El coyote”, incluyendo las gigantescas “empanadas de viento”, brindamos por el éxito de ASIA-Gonzaga y la salud y bienestar de todos, con el típico canelazo, jugo de naranjilla y puntas incluidas, para luego y hasta la medianoche recorrer el sector en medio del tradicional frío de Quito.

Fue una feliz y linda experiencia que esperamos repetir en el futuro con todos los Gonzagas de todos los tiempos.

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