El editor de este blog en la hermosa tarea de recolectar miel de abeja de un grupo de colmenas |
Este lunes 25 de
febrero por invitación de Raúl Endara, tuve la oportunidad de participar e
intervenir activamente en el apasionante mundo de las abejas, esos pequeños
insectos que viven pocas semanas y que mientras zumban y se asientan en las
flores, reúnen polen y néctar vegetales que luego convierten en miel dulcísima,
entre otros subproductos.
Endara, de la
quinta promoción del San Luis Gonzaga y médico de profesión, posee más de una
docena de colmenas al pie de un bosque de eucalipto en el Valle de los Chillos,
que albergan a alrededor de un millón de “Apis mellifica” o hembras estériles,
además de “reinas” o hembras fértiles que viven varios años y zánganos o machos
que mueren después del acto de fecundación.
Los conocedores
explican que el material vegetal que recogen las abejas es transformado
y combinado con la enzima “invertasa” que contiene su saliva y almacenados en
los panales en donde madura, tornándose en miel que constituye también su
alimento. Además de la miel de abeja se obtienen importantes subproductos como
la jalea real y el propóleo y la cera.
Una colmena puede
incluir varios “pisos” cada uno de los cuales alberga a entre 8 a 10 panales
que cuelgan verticalmente y en los que se arraciman en ordenada formación un
conjunto de alvéolos perfectamente hexagonales en su ingreso y triangulares en
su base, habitáculos de unos 6 milímetros de volumen en los que la abeja obrera
deposita la miel y cubre con un opérculo.
El apicultor retira de la colmena los panales cargados de miel |
El alveolo está
formado por cera que produce la misma abeja y a partir de una lámina -de cera
estampada- que el apicultor coloca transversalmente y entretejida con alambres
en cada panal, ubicándolo en una estructura enmarcada por madera. Los alveolos
cubren toda la superficie de la lámina, en sus dos lados y es maravilloso
verlos repletos de miel lista para ser
extraída.
Quien trabaja en
el sector debe observar ciertas medidas de seguridad ya que el pequeño insecto
-y solo la obrera- posee un aguijón que clava a quien se atreve a perturbarla,
inoculando ínfimas cantidades de un químico que produce una molestosa
inflamación o complicaciones en caso de alergia y que puede causar la muerte si
el ataque proviene de un enjambre de furiosas abejas.
El apicultor
-preferentemente- usa un traje único para cubrir todo su cuerpo y el calzado,
utiliza un velo de tela finamente entretejida para proteger los ojos y abarcar
toda la cabeza y, si considera necesario, emplea guantes para trabajar, aunque
quien tienen varios años dedicado a la tarea lo hace con sus manos desnudas y casi
sin inmutarse recibe en ellas una o varias picaduras.
El apicultor usa
un aparato que consta de un receptáculo en el que quema hojas secas, un fuelle
que con un resorte aspira aire y expulsa
humo producido por la combustión y una boquilla que orienta humo caliente hacia
sitios recónditos de la colmena, desorientando a la abeja que apartándose del
panal vuela al exterior y permite trabajar con libertad en la recolección de la
miel.
El apicultor, en este caso el dr. Raúl Endara, aplica el humificador para sacar a las abejas y facilitar la tarea |
Quien trabaja en
una colmena y en sus panales debe estar claro que no puede ni debe obstaculizar
los sitios de ingreso y salida de las abejas o provocará su furor que se
expresa con un zumbido intenso e in-crescendo que tensa los nervios pero al
cual uno se acostumbra. Las abejas, incluso, embisten el velo que cubre los
ojos cuando la labor de recolección se intensifica.
Se labora en
forma pacienciosa y sin movimientos bruscos. Abiertas tapa y contratapa de la
colmena aparecen los panales. Uno a uno se los retira y posadas en ellos hay cientos
de abejas. Con el humificador y golpes leves se las aparta y los panales se
reúnen en un receptáculo tapado para evitar que vuelvan a “impregnarse” de
abejas atraídas por el intenso olor a miel.
Uno de los pisos de la colmena con los panales repletos de miel |
Las fotografías
cuentan la historia con imágenes. Las colmenas abiertas, el retiro de los
panales y el uso del humificador, los panales se ubican en un mecanismo que
gira al interior de un tanque y que, al hacerlo, por decantación, hace que la
miel contenida en las alveolos salga y se precipite a una bandeja desde la cual
un entramado de tuberías la orienta a envases para su consumo.
La preciosa jalea real es secretada por las abejas y
alimenta a las larvas durante los
primeros días de su vida y a las reinas durante toda su existencia. El propóleo
es una sustancia que obtienen las abejas de las
yemas de los árboles y procesan en la colmena, convirtiéndola en un antibiótico
que cubre las paredes de la colmena para combatir bacterias, virus y hongos que
puedan afectarla.El panal, tras ser extraído de la colmena, tiene en su superficie cientos de abejas que deben ser separadas con el humificador y golpes suaves |
El propóleo tiene materias colorantes, los flavonoides como
la galangina, las más activas en la función antiséptica y contiene resinas y bálsamos
(un 50%), cera de abeja (un 30%), aceites esenciales (un 10%), polen y diversos
minerales como aluminio, plata, bario, boro, cromo, cobalto, estaño, hierro y otros,
además de provitamina A y vitaminas del grupo B, especialmente B3.
Como se dijo, las colmenas están formadas por varios pisos.
En los superiores, generalmente, están los panales en los que las abejas
obreras depositan el néctar de las flores que se convertirá en miel. En los
pisos inferiores se encuentran los alveolos en donde viven y crecen las larvas
hasta convertirse en abejas y los zánganos. En un alveolo en forma de cacahuete
vive la abeja reina.
No hay que perder de vista que las abejas son los polinizadores
más importantes de las plantas con flores y se estima que la tercera parte de
los alimentos humanos son polinizados por insectos, fundamentalmente abejas. La abeja reina pone
huevos fecundados que dan origen a abejas obreras infértiles y huevos no
fecundados que dan origen a zánganos fértiles.
El recipiente en el cual los panales por rotación y decantación entregan la miel que contienen |
El zángano que no
tiene aguijón es la abeja macho de la colmena, vive en celdas mas grande que
las de las obreras y procede de huevos sin fecundar. Muere tras el vuelo
nupcial en que fecunda a la reina que guarda en su abdomen el esperma de los diferentes
zánganos con los que copuló para hacer posible la existencia de la colmena en
la que es reina y señora.
Terminada la tarea la miel fluye hacia los depósitos convertida en una catarata de oro líquido |
Las fotografías
fueron captadas por la artista colombiana María Angélica Dueñas Rodríguez.