Tom Bausch de los Estados Unidos
La Asociación Mundial de Antiguos Alumnos de los Jesuitas, se reunió en julio en Bujumbura, capital de Burundi, África Central y designó como su Presidente a Tom Bausch, de los Estados Unidos, en reemplazo de Bernard Thompson de Inglaterra.
El P. Adolfo Nicolás, General de la Compañía de Jesús
En la cita intervino el Padre General de la Compañía de Jesús, el español Adolfo Nicolás S.J., quien pronunció la siguiente alocución:
Queridos amigos,
Es para mi un gran placer encontrarme hoy entre vosotros, Antiguos Alumnos de los Colegios de África y de otros continentes entre vosotros y queridos compañeros jesuitas encargados de acompañar a los Antiguos Alumnos.
Supone para mi una profunda alegría encontrarme por segunda vez en África, hoy en Bujumbura, y aprovecho esta ocasión para dar las gracias a todos los que han organizado este Congreso y nos acogen aquí en Burundi.
Para el Superior General de la Compañía de Jesús es una alegría muy especial encontrarme con los Antiguos Alumnos que representan a los Colegios de jesuitas del mundo entero, pues una Asamblea de este tipo es testimonio del serio compromiso de la Compañía y de sus instituciones escolares, con el campo de la educación. Vuestro grupo con su internacionalidad proporciona una muestra significativa de este criterio de universalidad que reivindica y pone en práctica la Compañía de Jesús en su misión educativa. Vuestra Asamblea manifiesta que vosotros deseáis prolongar la universalidad de una tradición pedagógica en un servicio que desea ser servicio para la humanidad entera.
La Unión mundial de Antiguos Alumnos de los Colegios Jesuitas ha querido, no sólo poner sus cimientos en suelo africano, sino que también quiere dar al Congreso una orientación de “servicio a África”. Y esta orientación corresponde a la elección de la Compañía de Jesús, que, desde 2003, cuenta al África entre sus cinco preferencias apostólicas.
El programa de vuestro Congreso coloca en el centro de vuestras reflexiones esta triple pregunta inspirada en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio:
Antiguos Alumnos de Colegios jesuitas, para un África mejor, ¿qué hemos hecho? ¿qué hacemos? ¿qué debemos hacer?
Deseo que vosotros lleguéis a responder a estas preguntas con objetividad y con entusiasmo; deseo que vuestra contribución sea dinamizadora para todos los Antiguos Alumnos de África y del mundo; deseo que las posiciones y los compromisos de vuestro Congreso constituyan al mismo tiempo una interpelación para los mismos jesuitas.
Sabemos que existe en África una riqueza humana, cultural, lingüística y religiosa que resulta fascinante. La actitud cristiana y, a su vez, la actitud ignaciana, consiste en acoger esta diversidad para mejor conocerla, respetarla, promoverla y tenerla presente al servicio de todos.
Nuestros Colegios de África acogen por otra parte muy ampliamente esta gran diversidad. Y el objetivo de la pedagogía ignaciana incluye de manera significativa la voluntad de honrar esta diversidad cultural y religiosa. Al haber visitado ya dos Colegios en Nigeria, especialmente en el de Abuja, he podido constatar que numerosos alumnos y profesores pertenecen a diferentes religiones o a diversas confesiones cristianas. Es ésta una experiencia que yo mismo he podido constatar en Japón donde los jesuitas tenemos instituciones en las que el 20% de profesores y sólo el 1% de los alumnos son cristianos. No existe contradicción en hacer de nuestras instituciones lugares de colaboración interreligiosa. Al contrario, tenemos todo el derecho a pensar que si jóvenes de diferentes culturas y religiones se mezclan desde sus primeros años en el Colegio, podrán después sentirse agradecidos por esta diversidad; habrán adquirido actitudes de atención, escucha, convivencia y colaboración.
Por lo demás, esta visión universal de la misión cristiana, les ha sido recordada recientemente a los jesuitas por el Papa Benedicto XVI en su mensaje dirigido el 21 de febrero de 2008 a la Congregación General: “Hoy, decía, los nuevos pueblos que no conocen al Señor -o que lo conocen mal, hasta el punto de no saber reconocerlo como el Salvador-, están más alejados no ya desde el punto de vista geográfico, cuanto cultural. No son los mares o las grandes distancias los obstáculos que desafían hoy a los que anuncian el Evangelio, sino las fronteras que, debido a una visión errónea o superficial de Dios y del hombre, acaban alzándose entre la fe y el saber humano, la fe y la ciencia moderna, la fe y el compromiso por la justicia.” Mis encuentros con el Santo Padre me han hecho conocer que la distancia creciente entre cultura moderna y valores cristianos es una de sus mayores preocupaciones.
De esta llamada del Santo Padre, querría yo subrayar la invitación a arriesgarnos más allá de las fronteras visibles de la Iglesia. En nuestros días además de las fronteras geográficas, hay toda suerte de fronteras que deben ser franqueadas, no sólo para llegar a pueblos con los que todavía no hemos entrado en contacto, sino para superar todas las limitaciones naturales en las que tenemos siempre peligro de acantonarnos, la falta de apertura a los cambios del mundo y el olvido de su diversidad.
Para actuar a escala mundial, no basta franquear fronteras; es necesario también crear pacientemente estilos diversos de colaboración. Esta colaboración, ya deseada por el P. Kolvenbach, podría expresarse así: “Si bien es verdad que el ideal de una buena educación consistiría en el hecho de que, llegados a adultos responsables, no tuvieseis necesidad de nosotros, la Compañía de Jesús quiere haceros saber que os necesita, que espera poder apoyarse en vuestra colaboración, para llevar adelante su compromiso apostólico que pretende mejorar la sociedad de los hombres, y, sobre todo, lograr la promoción de los pequeños y débiles en un espíritu de humanismo cristiano. Porque la Compañía de Jesús va tomando conciencia, cada vez más, de que no puede trabajar sola. No puede trabajar eficazmente por la construcción de un mundo más justo, sin hacerlo en colaboración con otros, especialmente en colaboración con vosotros, nuestros Antiguos Alumnos. Pero sabemos que una colaboración en la diversidad no se improvisa. Exige de sus colaboradores, una disposición favorable y una formación seria. Los mismos jesuitas han de formarse para este trabajo en colaboración y tienen la obligación de proponer a sus antiguos alumnos la formación: deben ayudar a actualizar la formación inicial recibida en los colegios con el fin de responder a los desafíos siempre nuevos de un mundo siempre en evolución, para bien de nuestros contemporáneos.
¿Cómo se vive hoy esta colaboración entre Antiguos Alumnos y jesuitas? ¿Cómo podría desarrollarse en el futuro? Sobre todo colocándonos en la perspectiva del camino que quiere recorrer con y para África. ¿Cómo formarnos para ello, cada uno en particular y todos en común? ¿Cuál podría ser nuestra primera realización de vanguardia? No tengo la respuesta a estas preguntas; pero vuestro Congreso podrá ciertamente bosquejar ya algunos proyectos concretos.
Hace algunos años creasteis la Fundación Arrupe, alimentada por el dólar Arrupe; esta fundación significa todavía hoy una respuesta de vuestra Federación a necesidades de gran envergadura. ¿Cuál será la el próximo paso en este forma de compromiso? Los múltiples desafíos a los que debemos responder en el mundo actual creo que pueden expresarse en términos de “contratos”. El primer desafío responde al “contrato natural”: Permitir que cada uno viva en un ambiente sano. El segundo contrato responde al “contrato social”, que implica trabajar por una justicia para todos. El tercero se refiere al “contrato cultural” que contempla una educación para todos. El cuarto desafío, finalmente, se refiere al “contrato ético”: ¿cómo ofrecer la posibilidad de una vida racional para todos?
Los desafíos de un compromiso de extensión universal, como el desafío que supone la colaboración, imponen evidentemente sus propias exigencias. Haciendo referencia a situaciones similares en el interior de la Compañía de Jesús, creo poder llamar vuestra atención fraternalmente sobre algunas de estas exigencias para que las tengáis en cuenta en su momento oportuno.
La primera es una exigencia interior a cada uno de nosotros: la adhesión a los valores y al modo de proceder, que hemos adquirido por medio de la educación jesuítica. Recordemos la fórmula de que se sirvió frecuentemente el P. Pedro Arrupe “hombres y mujeres para los demás” completada así por el P. Kolvenbach: “hombres y mujeres para y con los demás. La educación jesuítica no es una etiqueta que dé entrada a determinados privilegios; es una referencia que no podemos utilizar con honestidad si no somos, en primer lugar y en toda circunstancia, personas de servicio, hombres y mujeres dispuestos a comprometerse gratuitamente. Es verdad que se pueden encontrar en todas partes y en todos los sectores antiguos alumnos y antiguas alumnas muy notables, que han hecho fructificar su educación en un espíritu de humanismo cristiano e incluso de generosidad evangélica, pero vuestras asociaciones, ¿son capaces de atraerles suficientemente? Desearía que hicierais vuestras asociaciones más atractivas también para las generaciones jóvenes, de modo que puedan aprovecharse de su dinamismo. Esto supone, naturalmente, que todo esto se trabaje antes que nada a nivel local, para que beneficie de modo inmediato a vuestras instancias nacionales o internacionales. Es una preocupación que se beneficiará mucho al ser compartida por el conjunto de los equipos educativos de los centros escolares. Por mi parte sueño con una sinergia entre Antiguos Alumnos y jesuitas, de modo que este espíritu se haga visible sobre el suelo africano, con la colaboración de los otros continentes.
La segunda exigencia se refiere al campo de las estructuras: si la Compañía de Jesús se preocupa de modificar ciertas estructuras con miras a asegurar una vitalidad nueva a su misión apostólica en la Iglesia, puede que no sea inútil preguntarse si la Unión mundial de Antiguos Alumnos posee unas estructuras adaptadas a establecer una eficaz colaboración en la línea de lo que he mencionado más arriba. Algunos de vuestros responsables me han dicho que muchas Asociaciones pierden su vitalidad bajo la dirección de Presidentes que se mantienen demasiado tiempo en el ejercicios de su función, y que la colaboración entre Asociaciones dentro de las federaciones o confederaciones deja que desear. Pero al mismo tiempo estos responsables me han interpelado manifestándome el deseo de que la Compañía de Jesús proponga a las Asociaciones de Antiguos Alumnos consejeros espirituales disponibles, activos, y creativos, y que defina de manera nueva el estilo de colaboración entre los Antiguos Alumnos y Obras jesuíticas. Se os interpela a vosotros; se nos interpela a nosotros. Y precisamente por eso tenemos que poner en práctica el deseo expresado por la última Congregación General: “Que se promuevan redes de apoyo mutuo y se fomenten formas nuevas y más cercanas de colaboración. Que se busquen formas para apoyar y acompañar a las diferentes asociaciones autónomas de inspiración ignaciana, en el ámbito local, regional e internacional”. Tenemos que decidirnos a dar un paso adelante para lograr una colaboración de calidad, eficaz y duradera. Pero esto exige un gran respeto a la diversidad de cada continente y aun a las diferencias de cada uno de los países dentro de cada continente. Viniendo del Asia, constato las diferencias profundas que existen entre Asia y Europa, Estados Unidos y América Latina.
Es cierto que las relaciones se han hecho hoy día mucho más fáciles debido los medios modernos de comunicación, pero el uso de estos medios debe atender a una triple preocupación: En primer lugar la preocupación por ir en profundidad. Algo que falta frecuentemente en el uso de los medios es profundidad. Y lo nuestro es buscar la profundidad. Tenemos, asimismo, que dar muestras de creatividad. No podemos quedarnos satisfechos con las viejas recetas. El uso que hagamos de los medios, finalmente, debe ser expresión de “vida en el Espíritu. Sin esta dimensión”espiritual” podremos ser eficaces pero perderemos el “corazón” de lo que realiza nuestro trabajo.
Alguno desearía que esta voluntad de renovación de vuestras asociaciones quede reflejada en un cambio de nombre. Para ellos hablar de “Asociación de Antiguos Alumnos” alude a una actitud del pasado que disuade a las jóvenes generaciones unirse a sus predecesores. La sugerencia que se ha hecho es pasar a la denominación de “Antiguos Alumnos y Amigos de la Compañía de Jesús”. No me toca a mí tomar postura sobre ello; esa es labor vuestra. Querría solamente apoyar la voluntad de ser activos, creativos y cooperativos; de incluir todas las fuerzas vivas que se han beneficiado de la tradición educativa ignaciana. Como dicen los Americanos: ”We have to sell our product”. Si nuestro producto no se vende no se debe dudar en cambiar la marca.
El Papa actual, Benedicto XVI aparece acompañado del General de la Compañía de Jesús, el sacerdote español Adolfo Nicolás S.J.
El P. Adolfo Nicolás terminó su discurso a los asistentes a la reunion de ASIA Internacional, con la siguientes palabras:
Queridos amigos,
Mi encuentro con vosotros es breve; pero los contactos que pueda tener con vosotros quieren ser el testimonio de un impulso que surge de las comunidades de jesuitas y de sus obras educativas, que encuentran su fuente en la misión de Jesucristo. Vosotros os ocuparéis sin duda de comunicarme con rapidez las conclusiones de vuestros trabajos y las perspectivas de acción que de ellas se desprendan. Yo, por mi parte, os puedo asegurar que la Compañía de Jesús se dejará interpelar por la Unión Mundial de Antiguos Alumnos, no para tomar iniciativas en solitario, sino para buscar con vosotros cómo actuar en colaboración.
Ya he escuchado las grandes expectativas que se han formulado en vuestro congreso acerca de una aportación de la Compañía a nivel de la enseñanza superior. Es evidente que en vuestra región existen unas grandes expectativas a este respecto. La Compañía está abierta a la reflexión que habéis planteado. Que esta reflexión se haga en colaboración con sus responsables. Yo os repito mi convicción profunda: el Señor trabaja en vuestros cimientos; Él quiere suscitar nuevas responsabilidades para responder a las necesidades del continente africano y de la Iglesia universal. Él Señor desea suscitar para ello nuevos colaboradores.
Ruego a Dios bendiga vuestros trabajos y todo lo que surgirá de ellos. Os doy las gracias.
La cúpula de ASIA Internacional
Los máximos organismos de ASIA Mundial quedaron integrados de la siguiente forma:
EJECUTIVA
Presidente: Tom BAUSCH (Estados Unidos)Jesuita Consejero: Pierre SALEMBIER SJ (Francia)Vicepresidente: Alain DENEEF (Bélgica)Secretario: Francois-Xavier CAMENEN (Francia)Tesorero: Conrad GONSALVES (India)
CONSEJO
África: Gregoire BANYIYEZAKO (Burundi) y Sina BURAIMOH ADEMUYEWO (Nigeria)Asia: Peter WONG (Hong Kong), Ronald D’COSTA (India), Naresh GUPTA (India)Europa: Eric de LANGSDORFF (Francia), Frank JUDO (Bélgica)Latinoamérica: Pedro Pablo DIAZ (Chile), Silvio PIZA (Brasil)Medio Oriente: Nagy KHOURY (Líbano)Norteamérica: Melissa DI LEONARDO (Estados Unidos) y un puesto vacanteOceanía: Andrew HORSLEY (Australia).